Rescato un artículo que publiqué en la comunidad de Pasión en Sevilla hace tres años por estas fechas.
Este posteo que hago no tiene ningún mérito, pues hasta el título proviene de un comentario de un buen amigo mío. Así describía éste lo que sentía cuando terminamos de contemplar a la Virgen del Buen Fin mientras transitaba por la Plaza de Santa Isabel con los sones de su marcha, «Buen Fin» de Francisco Pastor.
Y digo bien, su marcha, pues el autor sabe plasmar en la misma lo que particularmente me inspira la dolorosa de San Martín en su paso de palio: delicadeza, dulzura pero a la vez rotundidad, fuerza y elegancia.