Año 1927. Cien años atrás había muerto Beethoven. En el mes de Enero se había realizado la primera llamada transatlántica entre América y Gran Bretaña. Y el sevillano Manuel López Farfán nos legó la que viene a ser una de las más brillantes marchas procesionales de su catálogo.
«Nuestra Señora de la Palma» es una marcha que podríamos clasificar como de procesión. Fue dedicada a Madre de Dios de la Palma, titular mariana de la Hermandad del Cristo de Burgos. No es ni mucho menos una marcha fúnebre, pero tiene pasajes con cierto dramatismo. El ritmo frenético de determinadas partes de la marcha unido a los atrevidos elementos de percusión que utilizaba el maestro casan muy bien con la gracia de los palios que se venían creando en la Sevilla de los años veinte. Tiene cierta complejidad técnica a la hora de su ejecución, motivo por el cuál quizás no haya tenido la difusión que merece.
Afortunadamente este año, bandas como la Municipal de La Puebla del Río o el Carmen de Salteras la han incorporado a su repertorio. Esperemos que de una vez esta marcha empiece a difundirse tanto como merece.
Así suena «Nuestra Señora de la Palma»: