La maldición de Margot

Mañana hará sesenta años de la publicación de un curioso artículo que encontré en la hemeroteca de ABC, a cargo de Vicente Vega en su sección «La risa eterna». Os lo transcribo:

Era don Gregorio Martínez Sierra empresario del madrileño teatro de la zarzuela y estaba ensayándose allí una comedia lírica, titulada «Margot», a la que había puesto música el maestro Turina. El empresario, el libretista o el músico, o tal vez los tres de acuerdo, determinaron que nadie presenciara los ensayos. Pretendió hacerlo Guillermo Perrín, autor «de la casa» y hombre ocurrente si los había. Como las órdenes eran terminantes, un acomodador se opuso a los deseos de Perrín. -Lo siento, don Guillermo -le dijo el modesto subalterno-. Pero la empresa no quiere que haya nadie en el teatro.
-Pues dígales que eso lo conseguirán en cuanto la obra se estrene.

Y, desgraciadamente, acertó.

Lejos de ser una maldición, las críticas negativas que tuvo la comedia lírica Margot se enfocaron sobre todo en un libreto a cargo de Martínez Sierra que dejaba bastante que desear. He aquí algunas de ellas:

El hecho: Los espectadores que asistieron anoche al estreno de Margot aplaudieron la partitura y repudiaron el libro. (…)

(…) El libro se protestó, porque encierra todos los defectos de su autor, sin ninguna de sus cualidades. [1]

El maestro Turina ha luchado titánicamente para escribir una partitura moderna, inspirada, briosa e interesante. Si no lo ha conseguido no es suya la culpa; es del libretista que ha escrito una comedia absurda de fondo y de forma. Vulgar de expresión, anodina de interés. El señor Martínez Sierra ha fracasado ruidosamente y ha empañado el éxito que pudo alcanzar Turina. [2]

Mucho más dura es esta crítica con el señor Sierra en el pasaje de la obra adaptado a marcha procesional:

Aquella procesión del segundo acto lo mismo puede ser la procesión de la Macarena que de la Pilarica. Lo que hablan aquellas gentes se parece tanto al andaluz de Sevilla como al de Cangas de Tineo. Allí se habla un serrano, que no es lo mismo. Hay un detalle que revela que el autorno ha observado el ambiente de su obra. Un borracho, que por su entusiasmo es, sin duda, nativo del propio barrio de la Macarena, exclama dirigiéndose a la Virgen: ¡Rica! Este piropo tan natural y corriente a orillas del Manzanares es exótico y suena mal en las márgenes del Guadalquivir.[3]

Sin embargo, es prácticamente unánime el halago a la Noche del Jueves al Viernes Santo del maestro (el final del segundo acto):

Evidentemente, la mayor fortuna ha coronado los esfuerzos del maestro sevillano. La última escena del segundo cuadro de segundo acto, y la postrera de la tercera jornada, que son las únicas en las que la inspiración del músico se halla en presencia del lirismo dramático, desbordan en intensidad, en fuerza emocional y descriptiva, en sentimiento y en sonoridad y, a la par, sencillez. Asombra cómo sin recurrir a la banda en el escenario, con elementos puramente orquestales, y desenvolviendo, por cima del fondo de marcha solemne el tema del drama pasional, da la sensación procesional, y aún le sobran medios para pintar el ambiente. ¡He ahí el mérito inenarrable del final del segundo acto! [1]

Turina es el músico de las procesiones. Su Procesión del Jueves Santo (El Jueves Santo a medianoche), para piano es, sencillamente admirable, y aún supera su sinfonía  La procesión del Rocío en Triana. Anoche obtuvo un gran triunfo, el único de la noche, con la procesión del segundo acto, que se ovacionó estruendosamente, saliendo varias veces el maestro a recibir el beneplácito del público. [2]

Podéis encontrar recopiladas críticas como estas y muchas más en la magnífica web dedicada a Joaquín Turina: www.joaquinturina.com 

Joaquín_Turina

[1]    “En la Zarzuela. ‘Margot’ Comedia lírica, en tres actos y en prosa, original de G.Martínez Sierra, música de Joaquín Turina”, El Debate (Madrid), 11 de octubre de 1914, p. 3. Rafael Rotllán.

[2]    Anoche en la Zarzuela: ‘Margot’. La Tribuna (Madrid), nº 981, 11 de octubre de 1914. Juan Falá.

[3]    “Los teatros. Impresiones de un espectador: ‘Margot’, en la Zarzuela”. El Radical (Madrid), nº 1.639, 12 de octubre de 1914, p. 3.

Buen Fin: la contemplación de un cuadro

Rescato un artículo que publiqué en la comunidad de Pasión en Sevilla hace tres años por estas fechas.

Este posteo que hago no tiene ningún mérito, pues hasta el título proviene de un comentario de un buen amigo mío. Así describía éste lo que sentía cuando terminamos de contemplar a la Virgen del Buen Fin mientras transitaba por la Plaza de Santa Isabel con los sones de su marcha, «Buen Fin» de Francisco Pastor.
Y digo bien, su marcha, pues el autor sabe plasmar en la misma lo que particularmente me inspira la dolorosa de San Martín en su paso de palio: delicadeza, dulzura pero a la vez rotundidad, fuerza y elegancia.

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No, no es Corpus Christi

Llega una fecha que es especial en la ciudad de Sevilla y en otras muchas localidades: la festividad del Corpus Christi.

El Corpus

Al menos en Sevilla, la música que se ha asociado siempre con esta fecha es la marcha mal llamada Corpus Christi. Y digo esto porque hace bastante tiempo que se descubrió su verdadero nombre: El Corpus y lo que es más importante, su autoría a cargo del compositor Braulio Uralde Bringas.

Todo gracias a la colaboración desinteresada de personas muy distantes entre sí. Un ejemplo más de cómo conseguir algo extraordinario, casi imposible enfocando el problema desde otro prisma.  La salida a la crisis actual no se conseguirá con ideas pasadas, basadas ya sea en la mal llamada competencia perfecta o en la lucha de clases. La cultura de la colaboración, compartir tanto los sacrificios como los logros parece ser un buen punto de partida para llegar a una sociedad más justa. Y también la del agradecimiento, tan poco difundida en nuestro país.

Es hora de que en todos los repertorios que se publiquen, aparezca la marcha con título y autor correctos. Es hora de poner en valor nuestro Patrimonio. Los mismos músicos son los que pueden hacer aún más grande su profesión.

En el último Podcast de Patrimonio Musical se puede oír las claves de su descubrimiento:

http://www.ivoox.com/patrimonio-musical-1×08-audios-mp3_rf_2083666_1.html

Y en este magnífico artículo también:

http://www.patrimoniomusical.com/artelcorpusuralde.htm

 

 

Esos grandes músicos

No son aquellos que ganan más dinero. Que adquieren más notoriedad. No contestan las preguntas vacías en entrevistas seriadas por periodistas ávidos de un simplón pero llamativo titular. No les afectan las modas. Quizás para mal, éstas minen su moral pero no ceden ni un ápice en su filosofía musical.

La Municipal de Coria en San Andrés

En la era de la comunicación, de una generación con un grado de cualificación muy elevado vía certificado, la música es más que nunca para una aplastante mayoría un artículo de consumo más, con una fecha de caducidad cada vez más pequeña. Y en estas se encuentra el gran músico, con muchos años de formación a sus espaldas y, lo que es más importante, su talento.

No buscan halagos fáciles. Simplemente reclaman su sitio en una sociedad más pendiente del continente que del contenido, del titular que de lo que ha ocurrido. Son por naturaleza entusiastas.. En su mayoría dan más de lo que reciben. En ocasiones nos legan su música sin contraprestación alguna. Expresan sus sentimientos mediante un medio inimitable que es capaz de hacernos sentir éstos en función de nuestra actitud ante la vida.

Sólo existe un requisito indispensable para disfrutar y respetarles: la atención. No atención a su vida, su apariencia, su clase social, lo simpáticos o antipáticos que sean, la de veces que los veamos en televisión o la relevancia que, con razón o no, les den los medios de comunicación. Atención a la música en sí misma para que cobre vida en nuestros oídos. Sólo así, los grandes músicos se sentirán con las ganas suficientes de seguir aportando algo tan inherente al ser humano y tan valioso como la música.

Javier Sánchez Orozco